miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA MINIMIZACIÓN: EXPRESIÓN DE UNA INSENSIBLE CLASE POLÍTICA

¿Qué significan 30 muertos? ¿O cien, mil, cientos de miles? ¿Son sólo cifras? ¿Daños colaterales? ¿Hechos aislados que no hay que “maximizar”? Son muchos los integrantes de la clase política que hacen muestra de su insensible forma de pensar acerca de los ciudadanos a quienes debieran representar, para ejemplo están las infames declaraciones del líder petrolero Carlos Romero Deschamps a raíz de la reciente tragedia en Reynosa 1.     
El fenómeno no es solo local, nuestros vecinos del norte exhibieron en una grabación al candidato republicano por la presidencia de EUA Mitt Romney quien habló despectivamente del 47% de los estadounidenses que no pagan impuestos, los “flojos” mantenidos por el gobierno estadounidense que votan por Obama y a quienes no le interesa convencer. ¿En dónde viven estos políticos? ¿Qué realidad es la que ven?
En el caso de Romero Deschamps – y hasta en el del presidente electo Enrique Peña Nieto – sus hijos se encargan de mostrar los excesos y el derroche de sus estilos de vida a costa del erario público: publican fotos en las redes sociales de sus viajes a Europa, de la ropa de marca de diseñador que compran, de lo que opinan de la “prole” o sosteniendo montones de dólares como la hija del presidente venezolano Hugo Chávez. Estos políticos coinciden en su falta de sensibilidad y en el desarrollo de un cinismo tal que no cuentan siquiera con una pizca de consideración a la sociedad – en otras palabras, hace muchísimo tiempo que perdieron la capacidad de ponerse en los zapatos del otro –.
La soberbia los hace pensar que los ciudadanos no tienen razón para quejarse de su actuar sin importarles que precisamente esa es la razón de su existir (son servidores públicos), por ello creen que hay que aceptar sus designios así nos hagan caer en un precipicio. Imposible olvidar al aún gobernador de Jalisco Emilio González quien, en un discurso en el que se encontraba alcoholizado, les mentó la madre a los jaliscienses que no coincidían con él.
Quizá buena parte de esta insensibilidad se deriva de la concepción que tiene la mayoría acerca de lo que un político es. Muchos  entran a la política no con el propósito de lograr una sociedad mejor sino de beneficiarse ellos mismos desmedidamente. No es incompatible el beneficio mutuo con el beneficio individual, sin embargo si la balanza solo se inclina del lado individual el político queda envuelto en el egocentrismo que los llena de insensibilidad.
Recuperar lo que significa la función pública es fundamental para transformar una política insensible en una política social preocupada por los intereses de la ciudadanía en su conjunto. Minimizar, reducir, soslayar, desentender, despreciar y demás verbos afines tendrían que cambiar en el imaginario colectivo de lo que es la política por solidarizar, cooperar, reconocer, atender, empatizar. Mientras la política sea egocéntrica los excesos y acciones insensibles estarán a la orden del día.
No dudo que existan aquellos que de verdad son sensibles a las necesidades de quienes representan sea cual sea el cargo público de que se trate. Pero tienen que cuidar que en su desarrollo profesional no pierdan el piso hasta convertirse en los insensibles que presumen su derroche.