DEMOCRACIA RETÓRICA
Acaba
de anunciarse la asignación de las distintas comisiones en el Congreso de la
Unión y de último momento nos enteramos de que nuestros legisladores decidieron
desaparecer la comisión de participación ciudadana a iniciativa del diputado
Héctor Humberto Gutiérrez de la Garza del PRI, misma que fue aprobada casi por
unanimidad 1. Se comprende
que la propuesta saliera de un diputado del PRI que según el comportamiento
histórico de este partido su tendencia es el autoritarismo (la diatriba del
nuevo PRI es a todas luces una falsedad) pero lamentablemente tampoco tuvo
oposición alguna del resto de los partidos.
Dicha
desaparación representa la reticencia del poder político a una reconciliación
con la ciudadanía al mantener la concepción – arcaica para cualquier sociedad
que se diga democrática – de que el ciudadano está en un permanente estado de
minoría de edad (paternalismo en su más pura expresión). Es decir, lo que le
interesa a los legisladores y la clase política en general es continuar la
dinámica en la que el ciudadano es un sujeto pasivo que acepta sin chistar lo
que en política se decide sin oportunidad alguna de proponer y participar en
las cuestiones públicas.
La
reflexión a partir de ésta y cualesquiera acciones similares es que la clase
política está retornando la retórica de la democracia y el uso indiscriminado
de la palabra en discursos donde se dice que es la base del sistema político
cuando en los hechos sucede lo opuesto. Sin participación ciudadana la
democracia es incompleta, ilusoria, engañosa. Se insiste en acotarla al espacio
del voto libre durante las elecciones
dejando de lado el resto de aspectos que la componen.
¿Por qué insistir en
disfrazar con retórica el verdadero desdén con el que se trata a la ciudadanía?
Una de las posibles respuestas es que resulta estratégicamente conveniente hablar
de la democracia para conseguir puestos de eleccion popular al fingir ser parte
de una agenda vanguardista. El propio presidente electo Enrique Peña Nieto en
su campaña presidencial compartió un decálogo que hablaba de las libertades
democráticas que serían ejes de su gobierno y hasta la fecha es recurrente oír
en sus discursos su preocupación en el tema de la relación entre gobierno y
ciudadanía. Pero cuando llega el momento del ejercicio de las funciones
públicas la mayor parte de la clase política se olvida que del discurso hay que
pasar a los hechos. Existen excepciones de políticos que realmente escuchan y
empujan por el cambio pero no son la generalidad (hecho demostrado en la
eliminación de la comisión de participación ciudadana).
El
poder político ya expresó el nulo interés de que la ciudadanía tome mayor
participación pero ¿qué
pasa del lado ciudadano? Siguen habiendo avances importantes, es cada vez más
común observar a figuras como Alejandro Martí presidente de la asociación
México SOS involucrándose en los temas públicos y también se logró la
aprobación de la reforma política. A pesar de estos esfuerzos el interés de la
población en general es aún bajo con respecto al de los miembros de las OSC de
acuerdo a estos resultados de la ENCUP (Encuesta Nacional sobre Cultura
Política y Prácticas Ciudadanas)2:
La unión hace la fuerza y en este sentido las OSC están
conformando redes importantes de apoyo mutuo, lo que aún falta es que los demás
miembros de la sociedad las apoyemos de la misma manera. Rescatemos así mismo a
los políticos que son aliados de la ciudadanía que empujen por la agenda
ciudadana.
Cambiemos en la medida de lo posible la percepción con
nuestros círculos más cercanos para que el interés público despierte y no nos
sigan desdeñando pretendiendo que somos infantes en lugar de ciudadanos responsables.
La participación ciudadana no es solo importante sino imprescindible en la construcción
democrática de México, no funcionan los discursos retóricos si no van
acompañados de congruencia.