Una de las preguntas que
frecuentemente me vienen a la cabeza es desde cuándo México no tiene un
proyecto de nación que defina el rumbo al que dirijamos nuestros esfuerzos. Si
la reforma laboral forma parte de estos intentos por darle dirección a este
país me parece que nuevamente nos dirigimos al fracaso. Se dice que el
propósito de la reforma es contar con una flexibilidad laboral que generará más
empleos y mayor competitividad – con la incongruencia de que no van a tocarse
los intereses de los grandes sindicatos –, dicha flexibilidad ¿a
quién(es) está enfocada?
Supongamos que la flexibilidad es
en beneficio de los trabajadores. Hay dos puntos que descartan la idea de que dicha
flexibilidad sea a favor del trabajador: las contrataciones por hora y la situación
sindical. A pesar de que – aparentemente – se establezcan candados en la nueva
ley para evitar abusos en lo que a contrataciones por hora se refiere, la
modificación implica el riesgo de dejar sin seguridad social a los trabajadores.
Por otro lado, el salario mínimo actual es insuficiente para satisfacer las
necesidades básicas del trabajador (ni hablar de las necesidades de recreación
como lo marca la constitución) y mucho menos lo será si se traduce en horas. Al
respecto de la democratización de los sindicatos los grandes líderes sindicales
y el PRI ejercieron la presión suficiente para desechar este cambio en la
Cámara de Diputados y es muy probable que logren lo mismo en la de Senadores. Los
trabajadores seguirán sujetos a lo que el sindicato decida sin posibilidad de
ejercer el voto libre y la rendición de cuentas.
Cambiemos el ángulo hacia los
patrones, pero a los que pertenecen a las PYMES (pequeñas y medianas empresas)
y no a los de las grandes corporaciones. ¿La flexibilidad laboral ayudará a
que las PYMES se desarrollen de mejor manera? Hay un avance importante al
evitar el costo de los salarios caídos mientras se está en un juicio laboral
fijando un límite máximo de 12 meses. Muchas empresas se han ido a la quiebra al
entregar indemnizaciones millonarias producto de juicios que duraron años y terminaron
siendo favorables a los trabajadores, por esta razón es que este es un cambio positivo.
A pesar de este avance las PYMES seguirán lidiando con el sistema sindical actual
que las afecta tanto a éstas como a los trabajadores.
Si los trabajadores no son
beneficiados con la reforma laboral y las PYMES se benefician pero parcialmente,
¿a quiénes
sí se les puede considerar los grandes beneficiados? La reforma beneficia una
vez más a las corporaciones transnacionales sin quitarle los privilegios a los
sindicatos y sus respectivos líderes. ¿Por qué? Conseguir enormes capitales y fuentes
de empleo para el país cuesta y si la vía es conseguirlos de manera externa el
gobierno está dispuesto a dar exenciones fiscales y diversas concesiones para
tratar de ganar proyectos en México. El siguiente paso en estas concesiones es la
flexibilidad laboral que permite mejores rendimientos a los grandes capitales.
El objetivo de mayores empleos se
cumple en cierta medida si se consigue que las transnacionales traigan el
capital que genera nuevas fuentes de empleo pero el costo – como lo han dicho
varios expertos en la materia – es
abaratar el trabajo. Por otra parte estas fuentes de trabajo son altamente
inestables: los capitales siempre se mueven hacia los países que les den
mayores rendimientos y eso ocurre de la noche a la mañana.
Hablemos de la competitividad. Si
nuestros ejemplos a seguir en términos de competitividad son China e India
tiene sentido buscar una flexibilidad laboral como la que está planteada en la
reforma, sin embargo ¿tenemos
las herramientas para competir de esta manera con ellos? ¿Estamos
seguros de que esos son los modelos a seguir? La mano de obra barata es una
espiral hacia abajo y si continuamos en ella generaremos mayor desigualdad
social y económica. En India solo existe el salario mínimo para los
agricultores pero no existe para ningún otro sector, en China sucede algo
similar al no haber un salario mínimo general y hacerse de manera local o por
regiones1. ¿A eso es a lo que queremos apostarle?
Con lo anterior no es mi
intención satanizar el fenómeno de la globalización (siempre he trabajado para
empresas estadounidenses), simplemente creo que los equilibrios son
fundamentales y hasta ahora la balanza está de un solo lado. Sí a la
flexibilidad siempre y cuando se de el balance entre trabajadores, patrones y
sindicato.
Mientras las tan mencionadas reformas
estructurales se basen en los intereses de enormes capitales y de la camarilla
de eternos privilegiados no conseguiremos salir de la pobreza en que se
encuentran millones de mexicanos, ni tampoco la competitividad necesaria y el
bienestar social esperado.
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